Pereira, la ciudad de los infinitos atardeceres rojos diluidos en la retina, precediendo al negro allá abajo, allá arriba, entre ríos de notas manchadas de alcohol y letras, haciendo de la voz un cuerpo antes de morir en un trozo de mar dulce que llora la ausencia de la gran madre Océano donde poder encontrar y reconocer a todas las especies...
Volveré, pero probablemente no sea yo quién regrese ni tú la misma que me espere...
Volveré, pero probablemente no sea yo quién regrese ni tú la misma que me espere...
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agradecemos por su colaboración a todos aquellos que nos abrieron las puertas de par en par, especialmente a Nelson del Cine Club Borges allá en el Museo del Arte, Edwin de la institución educativa Intecs, Adrián de la Librería Roma, Leonardo de la institución educativa Kennedy, Fredy de editorial Inservible, Camilo y Daniel de Ilusoriart, Don Hugo y Tío Alberto de Atahualpa, Julián de Tolva, Lina, Tatiana, Reinel, Lilia... y todos aquellos que nos brindaron su apoyo... muchas gracias
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